Debería llamarle arte científico

La Modernidad es correspondiente a la sociedad disciplinaria, la cual es aquella cuyo control ejercido por el centro de poder sobre la misma radica en la disciplina de los sujetos que la conforman. Para la obtención de esta compleja cualidad, es decir, para la adecuación del comportamiento social, el centro de poder requirió accionar de manera directa mediante la aplicación de fuerza y control autoritarios. Restringía los movimientos del sujeto imponiendo limitaciones por medio de la utilización de tres formas de herramienta: la violencia física, el callamiento y daño psicológicos (amenazas, generación de pánico), y el sometimiento del sujeto al tratamiento correctivo, formativo o laboral de instituciones cerradas y/o aisladas de la sociedad.Durante la época de los años ’60, ’70 y ’80, la sociedad comienza a flexibilizarse en tanto a que su comportamiento y movimientos adquieren mayor grado de libertad, lo cual implicó un obligado cambio de accionar por parte del centro de poder respecto de la adopción de medidas y herramientas de control social. El exponencial avance tecnológico y científico efectuado en dicho período impulsó y favoreció este cambio de reacción de las autoridades frente a la aparición de este nuevo panorama social, trayendo a servicio de la gobernación aquella herramienta que prontamente se transformará en el modo más sofisticado y efectivo de control social: los medio masivos de comunicación, dentro de los cuales se destaca la televisión. Para brindar una idea esquemática de cuál es la acción de esta nueva herramienta, curioso es que la palabra “teledirigido” refiere a aquel objeto al cual se le dirige mediante algún tipo de mecanismo de control. Injertando dicho significado en el correspondiente a la palabra “televisión”, ésta significaría “visión teledirigida”, es decir, visión que es depositada o enviada hacia el punto sobre el cual le place o le es funcional a su medio de control. Curioso. La acción de los medios masivos de comunicación como forma de control social es construir o distorsionar la realidad en medida de que se produzca una alteración o desviación de la opinión y visión pública respectivamente, y, de esta manera, proporcione funcionalidad a los intereses asociados a la acumulación de poder mediante la obtención del apoyo o el desconocimiento del sector popular de acuerdo al objetivo con que se desee efectuar la inferencia. No exponen hechos, sino escenarios en los cuales ejercen el protagonismo discursivo actores no comprendidos en el sector popular, y se manifiestan críticas deconstructivas sobre el discurso de aquellos quienes no responden convenientemente hacia dichos intereses. La información no es dirigida para todo el mundo, sino de manera unidireccional, es decir, transmitida a determinados sectores de la población que se hallan involucrados y contenidos por la misma. Además de que cada acontecimiento se expone de manera aislada, sin la presencia de una fundamentación vinculativa que establezca una cualidad común y un punto de referencia con los demás paralelos, la información es ajena o escasamente abarcativa respecto de la sustancia constructiva de la realidad, reduciendo la capacidad de visualización de los sujetos sobre la comprensión y asociación de los hechos y atareándolos de acciones no correspondientes o inadecuadas a la construcción transformativa requerida para la remoción de determinada problemática. Promueven mediante el constante importe masivo de publicidad el consumismo y el sentido consumista. Imponen usos, tendencias y otras diversas formas de consumo que impulsan la creación mecánica de un sistema elevadamente separatista. La superficialidad y el esteticismo que violentamente vierten sobre la conformación de la persona apartan o enajenan al sujeto de la toma de conciencia sobre sus afecciones emocionales más profundas que en él se suceden y del entendimiento de porqué se encuentran allí y cuál es la complejidad de los factores y elementos intervinientes del respectivo proceso. E – te – ce.

3 cementerios (de palabras):

Valentin Ibarra - (acertijo) dijo...

Además, el cambio institucional en que el sistema educativo – normalista y edecuador del colectivo social, cuando niños – se fue transformando (mutando podría decirse), desde lo que se conoce como el vaciamiento del formato áulico, por el de galpón, es decir, con reglas desdibujadas de autoridad y funcionalidad, pero no sin-reglas. Solo hay una flexibilización que entorpece y da por resultado caos-contenido.

Este vaciamiento de sentido, además del cultural de todo proyecto de nación, son los modos que acompañan a los mass - media para operar como los agentes de control social más efectivos y rentables.
(Pasaba a saludar. Nos comentamos)

josé luis sabellotti dijo...

Muy linda la entrada, tiene ese corte de critica cultural bien intencionada... que queda tan, tan, pero tan bien. Falta nombrar a los hijos de puta que llevan adelante esa "politica cultural"... Perdón no sigo...
Me encantó tu blog, pasa, que soy un cínico que me peleo con todo el mundo.

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