Las cosas que no sé y que expreso

El mundo ingresa en proceso de transición cuando toma conciencia y entiende aquello en lo que estuvo compenetrado durante muchos años, el cual, alguna vez, fue también producto de este proceso o peculiar comportamiento humano. Reconozco que de la historia no sé nada, pero debo señalar que los historiadores no poseen conocimiento, sino teorías o registros que continúan siendo hipótesis. Allí se logra demostrar la diferencia: la información o el conjunto de datos extraídos a partir de determinada metodología investigativa, que no es conocimiento, termina por convertirse inmediatamente en hipótesis. El conocimiento se obtiene por medio de experiencias carnales. La hipótesis esconde una oscura porción de subjetividad aunque la ciencia intente deshacerse de esta palabra mediante la presentación de su ambicioso y forzado requerimiento de investigación y análisis empíricos. Es por ello que la mayor de las disputas humanas se produce a causa de la intervención del material histórico.
La conciencia puede adoptarse como uno de los principales factores o medios por los cuales se produjeron los grandes cambios en la historia de la humanidad, no aún apartándose o siendo ajena a la dialéctica del materialismo histórico, sino siendo simplemente un estado de articulación entre diferentes estadios de expresión del materialismo. Se halla enmarcada bajo el contexto de materialismo, lo cual implica que aún no se ha tomado conciencia de éste, del poder sobre la posesión de recursos materiales. La teoría del materialismo dialéctico o histórico no garantiza la búsqueda absoluta del ser, ni precisamente brinda descripciones respecto al mismo desde sí, sino que representa un cuadro en el que las manifestaciones humanas relevantes de la historia están atravesadas por un interés materialista; el poder sobre la posesión de recursos materiales determinó la situación y condición de vida, y todos los demás aspectos asociados a éstas, de toda sociedad y sus sectores sobre los cuales se depositó e instauró. Representa un escenario en el que el ser reacciona de determinada manera frente a determinada circunstancia, de acuerdo al contexto histórico y social bajo el cual se encuentra, y este contexto se halla configurado por el comportamiento materialista. El materialismo no es lo suficientemente absoluto como para que se establezca una teoría sobre el ser desde su absolutidad. Existen posibilidades de efectuar una remoción sobre el mismo. Por otra parte, el materialismo no es una manifestación ocurrente, sino que es devenido de una estructura, una lógica de vida, un modo de circunscribir la organización social, aplicada desde un principio pronunciadamente lejano y con la capacidad de haber prevalecido durante todo el período comprendido, al menos, por la vida civilizada, adoptando diferentes expresiones y caracteres de acuerdo a la realidad histórica. Me refiero a nada menos que la lógica capitalista. El materialismo no es el mecanismo, siquiera el núcleo estructural, sino el motor o la energía sustancial del capitalismo y su lógica de funcionamiento y efectividad.
Luego del principio, se produce una inferencia dicotómica entre el materialismo y el capitalismo, o bien, la lógica capitalista. Luego del principio, la lógica capitalista es, ahora, cual es, además de motorizada, influenciada por el materialismo, el cual es, a su vez, inmediatamente promovido por la lógica capitalista o la sistematización y automatización de la misma.
Las autoridades han pasado de ser gobernantes a utilitaristas, o la menos, oscilan entre estas dos columnas. El pueblo es una parcial o relativa utilidad. El rico, tal como expreso en un escrito mío eliminado como tantos otros, es simplemente una muestra real de nuestra meta dictada por la lógica capitalista, un objetivo cumplido y apaciguado, más allá de la necesidad y el surgimiento sistemático de su existencia. Todos prefieren sumas y no quieren que nada le reste.

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